La Diabetes tipo 2, puede ser reversible con dietas bajas en carbohidratos

Posted by Adán Salgado Andrade on sábado, abril 20, 2024

 

La Diabetes tipo 2, puede ser reversible con dietas bajas en carbohidratos

Por Adán Salgado Andrade

 

Las dietas engordantes, nada saludables, ocasionan obesidad y enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, que va en aumento en el mundo. Se calcula que hay 537 millones de personas de distintas edades viviendo con esa enfermedad en el mundo, una de cada diez, de las que tres de cada cuatro, viven en países de ingresos medios o bajos. Mueren cada año 6.7 millones de personas, una cada cinco segundos globalmente. Y los gastos que genera para tratarla, son muy altos. Tan sólo en Estados Unidos se han gastado $966,000 millones de dólares, mdd, en los últimos quince años (ver: https://diabetesatlas.org/).

Hay dos clases, la Diabetes tipo 1, la más grave (“juvenil”, le llaman), en donde el organismo no genera nada de insulina, la sustancia que permite procesar los azúcares. Y la otra, la Diabetes tipo 2, que generalmente va dando con la edad, a personas que tienen esa genética, por herencia. En ésta, se genera insulina, pero el organismo no le permite procesar la glucosa, se hace resistente a aquélla.

Y es un gran negocio la medicación que se emplea para tratarla. Solamente en Estados Unidos, las farmacéuticas que elaboran medicamentos como metformina o insulina, tienen ingresos anuales de $58,000 mdd (ver: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8051261/).

Sin embargo, la Diabetes tipo 2, han demostrado estudios, puede revertirse, tan sólo con una dieta baja en calorías. Es lo que expone el artículo de The Guardian titulado “Las dietas bajas en carbohidratos funcionan. ¿Por qué, entonces, la Asociación Americana de la Diabetes sigue impulsando la insulina?”, firmado por el periodista estadounidense Neil Barsky, quien declara que él mismo pudo revertir esa enfermedad tan sólo con dieta. “Como escribí previamente, hace tres años padecí esa enfermedad, pero tan sólo con dieta estricta de bajos carbohidratos, prescindí de los medicamentos y la revertí” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/apr/17/ada-american-diabetes-association-big-pharma).  

Dice que la Asociación Americana de la Diabetes, AAD, es la que menos impulsa que la Diabetes tipo 2, sea tratada sólo con dieta, pues como recibe “donativos” de las grandes farmacéuticas, prefiere seguir recomendando medicamentos que bajen la glucosa, como la metformina o la insulina, que sólo empeoran a la enfermedad, pues la gente se vuelve dependiente de ellos, sin regular sus dietas. “Esas drogas cuestan $400,000 mdd al año. Todo indica que estamos perdiendo la batalla contra la diabetes”.

Pero Barsky enfatiza que “a diferencia de enfermedades como cáncer, Alzheimer, daño renal o Crohn, la diabetes tipo 2 es reversible”.

Varios estudios, señala, han demostrado que con una estricta dieta baja en carbohidratos, esa enfermedad puede revertirse, “pero aunque la AAD lo reconoce, de todos modos sigue insistiendo en terapias de medicamentos para tratarla”.

Dice Barsky que la que era presidenta de la AAD, en el 2020, “puso en shock al mundo de la diabetes, cuando reveló que ella misma tenía la enfermedad, pero que había dejado la insulina y otros medicamentos, en favor de una dieta baja en carbohidratos”.

Que la que fuera la presidenta de esa asociación, le hubiera dado la espalda y haber favorecido dietas bajas en carbohidratos, fue toda una sorpresa, pues iba en contra de los lineamientos de la AAD, la que, como dije, recibe “donativos” de farmacéuticas, con tal de recomendar indiscriminadamente sus medicamentos.

En una conferencia de prensa, Brown señaló que de lo que se trataba era de que “la gente fuera consciente de todos los carbohidratos que están en su organismo. Una dieta baja en ellos, es vital para atacar a esa enfermedad”. Fue una reveladora noticia, que Brown, en adelante, sólo se controlaría con una dieta baja en carbohidratos. Además, renunció a la AAD y “fue a trabajar a la cadena de farmacias Walgreens”.

Se consideran dietas bajas en carbohidratos las que están entre los 20 y 50 gramos de ellos. Como comparación, una rebanada de pan de 32 gramos, contiene alrededor de 15 gramos de carbohidratos, en tanto que una tasa de arroz cocinado, que equivale a 186 gramos, contiene 53 gramos de carbohidratos (ver: https://www.healthline.com/nutrition/what-is-ketosis#symptoms).

En general, se consideran bajas cuando no pasan del 26 por ciento de las calorías que personas normales ingieran a diario, que están entre 2,000 y 2,200. Es decir, no deben de sobrepasar las 572. En carbohidratos, 2,200 calorías equivalen a 275 gramos, así que estaríamos hablando de unos 72 gramos de aquéllos. “Si tan sólo se redujera la ingesta de carbohidratos a unos 150 gramos por día, eso daría como resultado niveles de azúcar significativamente más bajos luego de ingerir alimentos” (ver: https://www.healthline.com/nutrition/diabetes-carbs-per-day#finding-your-optimal-carb-intake).

Dice Barsky que ya desde los años 1700’s se trataba la diabetes “una rara condición en ese entonces”, con dietas. Y fue hasta el 2019, que la AAD reconoció que una dieta baja en carbohidratos reduce los niveles de glucosa en la sangre. Pero en lo que sigue insistiendo es en que la Diabetes tipo 2 va empeorando con el tiempo y que llega el momento en que sólo puede tratarse con insulina, de la que los doctores dicen que es más dañina que benéfica a largo plazo”.

La endocrinóloga Mariela Glandt, citada por Barsky, quien también trata a sus pacientes con dietas bajas en carbohidratos, dice que “dar insulina a un diabético, es como dar más alcohol a un alcohólico que se está sacudiendo, pues en la Diabetes tipo 2, el organismo secreta insulina, pero él mismo, la rechaza. Pueden aliviarse los niveles de glucosa por un tiempo, pero a la larga, ya no funciona”.

En efecto, la gente cree que con sólo tomar los antiglucogénicos basta y pueden seguir comiendo normalmente, como si nada. Pero no es así, deben, forzosamente de seguir una dieta, que no los va a matar se hambre, pues siendo adecuada, no necesariamente quedan insatisfechos (pueden comer mucho pescado asado, ensaladas, nopales, soya, nueces, almendras… más proteínas y fibras).

Refiere Barsky sobre su propia experiencia, “pues estaba atónito de porqué eran muy pocos los doctores que recomendaban dietas bajas en carbohidratos y la mayoría optaban por medicamentos que bajaban los niveles de glucosa”.

“No es cualquier cosa, pues si a la gente que padece diabetes, le dijeran que sometiéndose a una dieta baja en carbohidratos se las revertiría, se salvarían miles de vidas y se ahorrarían billones de dólares en ‘tratamientos’ que empeoran la condición”.

Sami Inkinen, fundador de Virta Health, una naciente empresa que trata a personas con diabetes, citado por Barsky, dice que “la gente con diabetes debe de olvidarse de que lo que diga la AAD. No ha hecho nada bueno, sólo es un mero observador luego de 80 años de existir y miles de millones de dólares gastados en ‘investigación’ inútil”.

El doctor Robert A Gabbay, científico y médico de la AAD le dijo a Barsky que, supuestamente, “la organización cuenta con un conjunto de expertos que revisan cuáles son los mejores tratamientos para atender la Diabetes tipo 2 y no recibimos ningún apoyo de la industria privada”.

La AAD presume de tener un presupuesto anual de 100 mdd, 600,000 voluntarios y 20,000 miembros de la comunidad que brinda servicios de salud. Publica reportes, brinda conferencias sobre lo último en investigación, además de organizar actividades de verano para niños con diabetes.

Es decir, sus lineamientos son como la Biblia de la Diabetes tipo 2 y por eso es “muy respetada”.

Pero también, señala Barsky, otro problema es que no hay una educación entre la gente que “ligue carbohidratos con diabetes”.

En efecto, la engordante comida que se ingiere en Estados Unidos (o en México), es la causante de tantas enfermedades, como señalé al inicio. La comida rápida (hamburguesas, pollo frito, hot dogs…), más pan, pastelillos, donas… productos excesivamente azucarados, son costumbres “alimentarias” difíciles de romper (aquí, tenemos las quesadillas, los tacos, las tortas, las gorditas, el pozole, los pambazos…).

Y la gente con diabetes es difícil que se someta a esas dietas. “Por eso es más fácil recetar medicamentos”, dice Barsky que le comentan doctores.

Claro, pues le hacen creer a la gente que puede seguir comiendo normalmente, pero que se tomen sus antiglucogénicos. Y no sirve, porque empeoran esos enfermos y terminan ciegos, con neuropatías o perdiendo pies o piernas.

Pero para las farmacéuticas, es mejor, pues seguirán ganando miles de millones de dólares en todo el mundo con sus antiglucogénicos.

Describe Barsky cómo fue que se descubrió la insulina en 1921, por un conjunto de investigadores de la Universidad de Toronto, Canadá, “quienes vendieron, en 1923, la patente a Eli Lilly & Co. por un dólar, pues consideraron que debía de hacerse masivamente para que el mundo la empleara. ‘La insulina no me pertenece, le pertenece al mundo’, señaló Sir Frederick G Banting (1891-1941), coinventor de la insulina sintética”.

Actualmente el oligopolio de los medicamentos contra la diabetes, está controlado principalmente por Eli Lilly, Novo Nordisk y Novartis.

A la AAD, más de 50 farmacéuticas y fabricantes de dispositivos (glucómetros, tiras reactivas y otros), “le aportaron entre el 2017 y el 2024, más de 134 mdd. Pero no se sabe con cuánto ha contribuido la industria alimenticia, que también le da dinero”.

Claro, pues salen con sus productos “cero azúcar” (como la Coca-Cola) u otros, con tal de que se sigan consumiendo, aunque no contengan azúcar (tienen otros ingredientes que también son dañinos y agravan la enfermedad). Pero tienen “el respaldo de la AAD”.

Insiste Barsky en que si se generalizara la dieta baja en carbohidratos, “se requerirían menos medicamentos para bajar la glucosa de la sangre y disminuirían los negocios de las farmacéuticas.

La ONG “Pacientes buscando Drogas Accesibles” (PAD, por sus siglas en inglés) ha estudiado los lazos que la AAD tiene con distintas farmacéuticas, cuyos medicamentos recomienda, pero a pesar de tantos supuestos avances e investigaciones, actualmente, tan sólo en Estados Unidos, más de 100,000 estadounidenses mueren al año por diabetes, contra los 35,000 que fallecieron en 1980.

Es claro el retroceso y que sólo se han convertido en un gran negocio, tantos “avances” en medicamentos y dispositivos.

“Los perdedores son los millones de personas con diabetes que sufren amputaciones, ceguera, neuropatía, que se inyectan a diario insulina y que siguen ingiriendo comidas ricas en carbohidratos pues nadie les informa que hay opciones más saludables. No es tarde para que la AAD lo haga, para que diga la verdad. Perderá donantes, pero salvará vidas”.

Pero no lo hará, pues primero están los negocios, que la salud de la sociedad, de los bosques, de los ríos, de los mares, de las selvas, de los animales… ¡de todo el planeta!

 

Contacto: studillac@hotmail.com                  

         

El Metro de la CDMX se afecta mucho por los hundimientos crónicos

Posted by Adán Salgado Andrade on miércoles, abril 17, 2024

 

El Metro de la CDMX se afecta mucho por los hundimientos crónicos

Por Adán Salgado Andrade

 

La ciudad de México se está hundiendo. Históricamente, fue un error que cometieron los españoles depredadores, quienes pensaron que sólo con desecar el lago en donde estaba asentada la gran Tenochtitlan (sobre peñascos, que no se hundían. Como dijeron en ese entonces era la Venecia de América), podrían construir una nueva.

Así que haberla hecho sobre arcillas compresibles y estar extrayendo durante cientos de años agua de los acuíferos, ha ocasionado que se hunda entre 40 y 50 centímetros por año, algo que se conoce como subsidencia.

Por eso es que muchas obras públicas, como el Metro, están afectadas, por los hundimientos. Si a eso, se aúna la falta de mantenimiento, tenemos accidentes como el de la Línea Doce, del 2021, que, independientemente de errores constructivos, corrupción y otras anomalías, también se debió a los hundimientos diferenciales que afectan, sobre todo, a los tramos elevados de ese importante medio de transporte  (ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_del_Metro_de_la_Ciudad_de_M%C3%A9xico_de_2021).

Y en lugar de dar un imprescindible mantenimiento integral a todas las líneas, prefirió la señora Claudia Sheinbaum (actualmente una de las presidenciables), una carísima “remodelación” de la Línea Uno, que excedió tanto el presupuesto original, así como el tiempo que inicialmente se había fijado para terminarla (febrero del 2023, pero fue hasta noviembre que volvió a entrar en uso). Como siempre “errores de diseño” (trenes chinos adaptados para túneles y andenes que eran para trenes franceses y que sólo detectaron los constructores cuando ya era demasiado tarde), retrasaron y encarecieron bastante esa corrupta obra (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/errores-de-diseno-y-tragedias-en-la-muy.html).  

Como señalé, pudo haber sido mejor dar mantenimiento a toda la red del Metro, sobre todo, a los tramos elevados (como ya se está haciendo con unos de la Línea Nueve), que esa cara “remodelación”, pues puede suceder otra tragedia, dados los crónicos hundimientos que afectan a toda su infraestructura, consecuencia, como dije, de la subsidencia que sufre la ciudad de México.

Es lo que expone el artículo del portal Wired, titulado “El Metro de la ciudad de México, se está hundiendo rápidamente. El de sus ciudades, puede ser el siguiente”, firmado por Matt Simon, quien agrega que “la subsidencia está ocasionando que partes de la Ciudad de México, se hundan y sucede en distintos rangos. Es una mala noticia para su sistema de transporte público que está por todas partes”  (ver: https://www.wired.com/story/mexico-city-metro-sinking-subsidence/). 

Dice Simon que gracias a satélites, científicos pueden medir con exactitud el rango de hundimientos en la Ciudad de México, “la que tiene la red del Metro más grande del mundo, después de la de Nueva York”. Cita a Darío Solano-Rojas, científico de la UNAM que emplea sensores remotos, quien dice que “cuando estás en la ciudad, te acostumbras a ver edificios algo inclinados. Y cuando viajas en el Metro, sientes cómo las vías están disparejas, una extraña sensación. No sabes si es peligroso o no. Piensas que es peligroso, pero no tienes esa certeza”.

En efecto, sobre todo cuando se viaja por los tramos elevados, se experimentan las sacudidas cuando un convoy se va aproximando, como si estuviera temblando, pero ya estamos acostumbrados y lo sentimos como algo normal. Y, en efecto, podríamos pensar que es peligroso, pero por la costumbre, ese temor queda de lado…¡hasta que algo grave llegara a ocurrir!

Solano-Rojas usa datos de radares satelitales con los que ha medido los hundimientos de la ciudad entre el 2011 y el 2020. “No se han dado parejos los hundimientos, pues varían por la zona, pero básicamente se deben a la extracción de agua subterránea”, explica aquél.

Y es la razón por la que muchas ciudades se hunden, como Yakarta, capital de Indonesia, que lo hace a 25 centímetros por año “o el valle de San Joaquín, en California, que se ha hundido casi nueve metros en el pasado siglo, por toda el agua que los granjeros han extraído del subsuelo”, explica Simon.

También comenta que se hunde la Ciudad de México diferencialmente, “y en algunas partes, que están construidas sobre roca sólida, no lo hace”.

Se refiere a sitios como el Pedregal de San Ángel, cerca de donde está Ciudad Universitaria, asentados sobre una sólida capa de roca volcánica, que no se hunden, justamente por esa característica.

Se muestran fotos de algunas estaciones del Metro, proporcionadas por Solano-Rojas, como la de Acatitla, de la Línea A, en donde se indican los daños que ocasionan los hundimientos diferenciales. Por ejemplo, las barreras que protegen a las vías, están derribadas en algunos tramos; las vías están deformadas, como en la estación Oceanía, de la Línea 5.

Y se sienten durante el recorrido, las deformaciones, en cómo va saltando el convoy, que se agudiza porque la mayoría de los trenes, muy viejos algunos, tienen malos amortiguadores.    

“El problema es que los hundimientos no son parejos. Por lo mismo, se deben de estar revisando, sobre todo los tramos elevados, pues más de la mitad tienen problemas. Eso debe de hacerse antes de los 50 años, que se establecen para sus revisiones, con tal de que continúen operando óptimamente”.

Dice Simon que solicitó informes al Sistema de Transporte Colectivo, STC, pero no le proporcionaron nada, a pesar de insistentes peticiones.

Claro, no le iban a dar a un periodista extranjero información sobre algo que hasta en el mismo país se mantiene en secreto, sobre todo las causas reales del referido “accidente” de la Línea Doce.

Los 225 kilómetros de vías del Metro, que van subterráneas, superficiales o elevadas, “en algunos tramos, son muy estables, no se hunden, en otros, hasta treinta o más centímetros, así que nuestro objetivo es revisar el daño que puede ocasionarse. Y como en algunos casos, por las lluvias, hay inundaciones de las vías, también se puede afectar el sistema eléctrico”, dice Solano-Rojas.

Otro problema es que las pendientes a las que trabajan los trenes van incrementándose. Están diseñados para una máxima de 3.5 por ciento (es decir, suben 3.5 metros por cada cien de longitud horizontal), así que las máquinas se fuerzan más, además de que pueden descarrilarse frecuentemente (que es lo que ha sucedido en varias ocasiones).

Manoochehr Shirzaei, experto en seguridad medioambiental del Tecnológico de Virginia, citado por Simon, dice que “la infraestructura está hecha para tolerar cierto nivel de subsidencia, pero no para los niveles que vemos en la Ciudad de México, por ejemplo” .

Solano-Rojas le comentó a Simon sobre el referido accidente de la Línea Doce, diciéndole que “cuando analizamos ese tramo, antes del percance, pensamos que algo iba a suceder, pero no nos pareció una coincidencia cuando ocurrió”. Dice Simon que “es cauteloso Solano-Rojas en afirmar que la subsidencia es lo que provocó el accidente y sólo se han mencionado ‘errores constructivos’, pero no se mencionan los hundimientos”.

Por eso es que el STC no le comentó nada a Simon, pues en gran parte, una combinación de corrupción, más hundimientos, más falta de mantenimiento, fue lo que ocasionó ese terrible “accidente” (si así se le puede llamar a negligencia, irresponsabilidad y corrupción. Probablemente Solano-Rojas no quiso comentar eso con Simon, para no politizar el artículo).

Solano-Rojas espera que con su metodología para detectar hundimientos tempranamente, pueda agilizarse el mantenimiento y evitar problemas mayores o accidentes.

Y no es la Ciudad de México, la única que se hunde. Ya mencioné a Yakarta y hasta Nueva York, por tanto peso de sus masivas construcciones, también se hunde, además del problema adicional  que tiene, de que por el calentamiento global, el nivel del mar está subiendo.

Insiste Simon en que la sobreextracción de las aguas subterráneas, agudizan el problema de la subsidencia. En efecto, ahora que la Ciudad de México se está quedando sin agua, los hundimientos serán mayores, “pues es como una botella de plástico con agua, sometida a presión, que al irse vaciando dicha agua, se va aplastando”.

Por eso, se necesitan crear zonas de recarga de agua, para que los acuíferos se llenen nuevamente y los hundimientos se aminoren, lo que, además, disminuiría las inundaciones, como las que se dan en la Ciudad de México, en época de lluvias (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/10/deben-de-habilitarse-mas-areas-de.html).

Finaliza Solano-Rojas enfatizando que con métodos como el que él emplea para localizar tempranamente los hundimientos, “los gobiernos pueden planear y dar mejor mantenimiento a su infraestructura”.

Quizá si se hubiera estado monitoreando la red del Metro, como lo hace Solano-Rojas, se habría evitado esa mortal tragedia.

Y si no se hace y se prefiere hacer caras y corruptas “remodelaciones” de una sola línea, en lugar de un mantenimiento integral, el Metro de la Ciudad de México seguirá hundiéndose y más “accidentes” terribles, como el de la Línea Doce, pueden suceder.

 

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